Título original: La Petite fille de Monsieur Linh
Editorial: Salamandra
Año edición: 2006
Nº págs: 128
Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un
anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a
nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta,
un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce»,
una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia. Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se preocupa por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al señor
Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente.
Un afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan
distintas lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a
través de pequeños gestos.
Philippe Claudel ha vuelto a causar un gran impacto con esta exquisita fábula sobre el exilio y la soledad, o lo que es lo mismo, la lucha por preservar la identidad.
Un libro, aunque corto, muy intenso. Una lectura muy agradable y que el autor consigue que hagamos nuestras las penalidades que sufre el Sr.Linh
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