Héctor, arquitecto y profesor universitario en la cuarentena,
ha empezado a vivir con Ann, una joven y atractiva estudiante que ha
irrumpido en su vida en plena crisis matrimonial. Aunque le cuesta
reconocerlo, Héctor sigue enamorado de Julia, su exmujer. Juntos, en el
pasado, habían iniciado los trámites para adoptar un hijo en Rusia, pero
tras la separación se habían olvidado del asunto. Ahora será Julia la
que le pida que siga siendo su marido a efectos oficiales, y que le
acompañe a una región del oeste ruso para conocer a Dimitri, el niño que
le han asignado. Esta anécdota de partida, que plantea un dilema moral
en apariencia inasumible para el protagonista, sirve como detonante para
cartografiar los conflictos de la paternidad. La quietud es una novela
veraz y a ratos estremecedora sobre ese proceso de adopción y lo que
genera en los progenitores.
Hay libros que sorprenden. Y este es uno de ellos.